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#VozBiotech | One Health: Prioridad y oportunidad

Maribel Berges, Chief Executive Officer de Affirma Biotech.

Maribel Berges, Chief Executive Officer en Affirma Biotech
Salud
Resistencia a los antibióticos
Salud animal

El concepto One World, One Health, referido a una aproximación integral a la salud humana, animal y ambiental, se acuñó en 2004, tras la irrupción del primer brote de coronavirus SARS-CoV-1, y ganó relevancia después de la pandemia de Covid que obligó al confinamiento de la población a nivel internacional. Pese a que el impacto negativo de dicha pandemia, sobre todo en bajas personales (más de 7 millones de muertes y más de 700 millones de pacientes afectados) sigue resonando 5 años después, cabe reconocer como aspecto positivo, la rápida reacción del sector farmacéutico acelerando el desarrollo de nuevas vacunas, hecho que confirmó la importancia de la inversión en biotecnología sanitaria. Por otro lado, la pandemia contribuyó también a divulgar conceptos hasta entonces poco conocidos por el gran público, como los requerimientos necesarios para el desarrollo clínico de nuevos medicamentos, o la importancia de la inmunidad de grupo. 

Ésta es, precisamente, la clave detrás del concepto One Health: la constatación del impacto de la salud general sobre la del individuo y, también de la salud animal y medioambiental sobre la humana. Es decir, según la definición de la OMS, One Health es una aproximación integrada y unificada que aspira a equilibrar y optimizar de manera sostenible el bienestar de personas, animales y el ecosistema. 

Teniendo en cuenta que nos encontramos en un contexto de factores de riesgo crecientes tales como la elevada movilidad humana y animal, la intensificación de las producciones agrarias y ganaderas, el aumento de la contaminación o el cambio climático, el enfoque One Health como estrategia de prevención es esencial en diferentes ámbitos. Por ejemplo, en términos de seguridad alimentaria, esta se puede ver afectada por agentes infecciosos humanos (como salmonela o listeria) o de animales de producción (la reciente epidemia de gripe aviar ha incrementado el precio de alimentos básicos como el huevo), o también por el impacto de los ciclos de sequía sobre la producción agraria. Otro aspecto relacionado con la estrategia One Health es la mejora en la gestión de las aguas, tanto a nivel de disponibilidad para uso humano como para uso agrícola o veterinario, así como la buena gestión de las aguas residuales. 

Sin embargo, un área donde la aproximación integral es urgente es en el abordaje de las enfermedades infecciosas, a tres niveles: En primer lugar, en la crisis de la creciente resistencia bacteriana a los antibióticos, que requiere tanto de innovación en antimicrobianos como una racionalización y una gestión integrada de su uso tanto a nivel humano como veterinario. En segundo lugar, en la detección y prevención de las zoonosis, teniendo en cuenta que hasta el 75% de los más de 30 nuevos patógenos que se han detectado en las últimas 3 décadas son de origen animal, como el propio Covid, la gripe o el ébola. Y en tercer lugar en el control de enfermedades como la malaria, el virus del Nilo, o la enfermedad de Lyme transmitidas por vectores infecciosos como mosquitos o garrapatas que pueden ver aumentada su distribución geográfica por el cambio climático.

En resumen, los retos son, importantes y muy diversos, pero no hay que olvidar que los avances recientes en biotecnología proporcionan una importante oportunidad de mejora. En este sentido cabe destacar que los socios de AseBio trabajan actualmente en el desarrollo de diferentes tecnologías dirigidas a los cuatro ejes del abordaje One Health: predecir, prevenir, detectar y responder a las amenazas a la salud global. En predicción, disponemos de herramientas de control epidemiológico, basadas en sistemas de información y recogida de datos, que, con el soporte de la inteligencia artificial permitirán mejorar el control y la alerta de riesgos sanitarios. Por otro lado, está ampliamente demostrado que el desarrollo de vacunas y su difusión universal han sido diferenciales en el último siglo para la mejora de la esperanza de vida en todos los países del mundo, y hoy en día se siguen investigando nuevas vacunas para protegernos infecciones emergentes. 

En el ámbito de la detección, los métodos de diagnóstico están viviendo una auténtica revolución con el uso de las llamadas tecnologías ómicas (genómica, proteómica, metabolómica) que permiten obtener datos biológicos detallados que, combinado con el desarrollo de la bioinformática, han ampliado el conocimiento profundo de la biología de las enfermedades y permiten personalizar el desarrollo y uso de los medicamentos adecuados. 

Y por último en el abordaje de las enfermedades infecciosas humanas o animales, la irrupción de nuevas estrategias terapéuticas con proteínas, anticuerpos, fagos o terapias dirigidas a mejorar la inmunidad, ofrecen una expectativa para el futuro tratamiento de dichas enfermedades en particular y la salud planetaria en general. 

Como conclusión cabe destacar que disponemos de las herramientas tecnológicas necesarias para abordar los riesgos sanitarios globales, pero es necesario continuar dando soporte a su desarrollo y, sobre todo, hacerlo aplicando la gestión integrada, dentro del paradigma “un mundo, una salud” que resulte en la tríada “medio ambiente sano, animales sanos, humanos sanos”.