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Fotografía de la bioeconomía española: Un país con gran potencial, pero todavía lejos de la apuesta que se hace en otras regiones europeas

La cooperación entre regiones y países en proyectos de investigación puede contribuir a reducir las brechas y promover el intercambio de conocimientos en el sector de la bioeconomía, de acuerdo con el análisis de los expertos.

ShapingBio_BIOSPAIN
Ángel Luis Jiménez
Bioeconomía

En el año 2012 la Comisión Europea daba luz verde a la Estrategia Europea de Bioeconomía con el foco puesto en orientar la economía europea hacia un uso mayor y más sostenible de los recursos renovables. Esta estrategia identificaba cinco metas principales a las que debía contribuir como son el garantizar la seguridad alimentaria, la gestión sostenible de los recursos naturales, la reducción de la dependencia de los recursos no renovables, mitigar los efectos del cambio climático y optimizar la adaptación del viejo continente al nuevo escenario climático y fomentar la creación de empleo y la competitividad de la Unión Europea. Esta estrategia fue actualizada en 2018 con un plan de acción destinado al desarrollo de una bioeconomía sostenible y circular al servicio de la sociedad, el medioambiente y la economía de Europa. 

El principal objetivo que persigue esta estrategia es acelerar el despliegue de una bioeconomía europea sostenible que maximice su contribución a la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ante este escenario el proyecto ShapingBio nace con la misión de apoyar y acelerar la innovación en bioeconomía y el despliegue de nuevos conocimientos en la Unión Europea y sus Estados miembro. 

A pesar del importante papel que tiene la bioeconomía en la búsqueda de respuestas ante desafíos globales, existen barreras que impiden alcanzar una adopción más de la innovación derivada de este sector. Entre estas destaca, por ejemplo, el limitado intercambio de datos y conocimiento entre los diferentes sectores como la agricultura, la alimentación o la industria química. Se suma el hecho de que la bioeconomía se enfrenta a problemas como la dispersión en términos de financiación y no contar con regulaciones políticas precisas. Es por esto por lo que la fotografía que observamos en Europa de la bioeconomía es diferente según la región que analicemos.

Grandes inversiones, escalabilidad e infraestructura: Retos de la bioeconomía en Europa

En septiembre de 2023 Barcelona acogió la celebración de la última edición de BIOSPAIN, evento de referencia del sector biotecnológico a nivel nacional e internacional organizado por AseBio, en colaboración con Biocat, la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona. Un punto de encuentro en el que se analizó de la mano de varios expertos la situación de la bioeconomía en Europa, su potencial y los retos que frenan sus innovaciones.

“El principal problema de la bioeconomía es el coste adicional que supone el uso de estos procesos por encima de los convencionales que emiten más gases de efecto invernadero”, expresa Sergi Rodá, Project Manager en Nostrum Biodiscovery.

Por otro lado, Guillermo Barco, co-fundador y Chief Reasearch Officer de Mediterranean Algae, señala que la bioeconomía “no se puede entender sin sostenibilidad y circularidad”. En este sentido incide en la importancia de que la bioeconomía se asiente sobre estos pilares “para garantizar que cumpla su papel como herramienta para abordar los desafíos actuales”.

Ambos expertos coinciden en que las innovaciones procedentes de la bioeconomía requieren importantes inversiones en investigación y desarrollo, infraestructura y formación de recursos humanos. “Es difícil invertir en la generación de bioproductos cuando el de origen fósil es más barato. Sin embargo, hemos de ser capaces de vislumbrar el futuro en el que dichos materiales se acaben y realizar una transición paulatina hacia el uso eficiente de la biomasa”, declara Javier Mena Sanz, Coordinador Científico-Biorrefinería de I+D+I en CLaMber

Por último, uno de los principales retos a los que se enfrenta la bioeconomía es la escalabilidad, tal y como argumenta Kristie Tanner, R&D Project Manager, Quality Systems Manager en Darwin Bioprospecting Excellence: “Muchos desarrollos biotecnológicos altamente prometedores aún se encuentran en una validación a escala de laboratorio, y esto se debe a varios obstáculos: problemas técnicos al escalar el proceso; falta de suficientes infraestructuras y equipos especializados; falta de optimización del proceso para lograr un escenario rentable; y una transferencia de tecnología ineficiente entre las pymes y las grandes empresas que tienen la intención de explotar la tecnología”. 

España, lejos de otras regiones europeas en su apuesta por la bioeconomía

Tal y como se ha indicado al inicio de este reportaje, la situación que observamos de la bioeconomía en Europa difiere sustancialmente dependiendo de las regiones. Hecho que supone un “importante obstáculo”, en palabras de Guillermo Barco. “En España, como en otros lugares, puede haber disparidades en términos de inversión, recursos y capacidad de investigación en comparación con países más avanzados en bioeconomía, como Alemania o los Países Bajos”. 

Javier Mena no duda en que España tiene un gran potencial en el campo de la bioeconomía, pero está “desaprovechado y, como en todas las revoluciones de la historia, vamos tarde”. Una afirmación que refuerza con el ejemplo del “boom del biogás que se está dando en nuestro país”. “En otras regiones europeas llevan décadas aprovechando la biomasa para generar biogás y ya han llegado casi a sus respectivos límites. Sin embargo, en España, lo hemos hecho tan mal y tenemos tanto, que el potencial de mejora es enorme y, solo ahora que se da una situación en la que el Gas Natural está alcanzando máximos debido a la guerra en Ucrania, es cuando España está despertando”.

“A nivel social, parte de la población no muestra interés por el desarrollo de la bioeconomía y no cree que el cambio climático sea un problema político. Esto se refleja en el parlamento, donde hay claramente una división entre partidos que creen y luchan para promover el desarrollo de esta industria y los que no. 

Eso daña a las empresas y centros de investigación que están desarrollando las tecnologías para una nueva bioeconomía, las cuales les falta financiación y tienen que recurrir por la solicitud de becas/ayudas europeas”, critica Sergi Rodà.

“Creo que España tiene mucha suerte de tener acceso a una amplia gama de opciones de financiamiento (regionales, nacionales y europeas) y una impresionante red de expertos en bioeconomía, investigadores, desarrolladores de tecnología e industrias innovadoras que, si pueden trabajar juntos de manera eficiente y superar los obstáculos de escalabilidad, contribuirán al crecimiento continuo de la bioeconomía española en los próximos años”, añade Kristie Tanner

Futuro de la bioeconomía en Europa: Se necesitan políticas que promuevan la investigación, innovación e inversión

Ante la situación que se observa de la bioeconomía en España y Europa, los cuatro expertos coinciden en fijar como fundamental el establecimiento de políticas que promuevan la investigación, la innovación y la inversión en tecnologías relacionadas con la bioeconomía. 

Aluden a la necesidad de creación de marcos reguladores que fomenten la sostenibilidad y la utilización responsable de los recursos biológicos. Una tarea en la que la cooperación entre regiones y países en proyectos de investigación y desarrollo puede contribuir a reducir las brechas y promover el intercambio de conocimientos.

Las ayudas a la I+D y al uso de materiales basados en materiales biobasados también deben erigirse como herramientas fundamentales de Europa para el fomento de la bioeconomía, así como agilizar la validación de los bioproductos desarrollados para que entren en los mercados en el menor tiempo posible. Hecho de vital importancia ya que los actuales cuellos de botella y burocracia están frenando las innovaciones. 

Incluso se plantean restricciones económicas a las grandes empresas responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero para aumentar su interés en tecnologías y fuentes de energía más sostenibles. 

La bioeconomía es esencial para hacer frente a los actuales desafíos a los que tiene que hacer frente Europa. Hasta hace unos años la apuesta por tecnologías de origen biológico suponía importantes costes económicos, pero los avances científicos y tecnológicos alcanzados en las tres últimas décadas han permitido cambiar esta situación a través de bioprocesos competitivos con capacidad de entrar en los mercados. Una meta que sólo podremos alcanzar si se avanza en un compromiso político y social férreo y tangible por las innovaciones derivadas de la bioeconomía.