#VozBiotech | “El descubrimiento del ADN ha sido el hito que nos ha permitido hackear el código de la vida y empezar a manejarlo para mejorar nuestras vidas”

Mi abuelo José María, que fue Doctor en Medicina, me dijo una frase que me ha acompañado siempre: ‘No se puede amar lo que no se conoce’. Y como apasionada de la Biología y líder de una empresa Biotecnológica, siento que hoy es un día especial. Hoy celebramos un descubrimiento histórico que nos ha permitido descifrar el código de la vida. El 25 de abril de 1953, se publicó en la revista Nature el descubrimiento de la estructura del ADN, y por eso celebramos el Día Internacional del ADN.
La humanidad ya tenía cierta intuición sobre el curioso fenómeno de que los hijos se parezcan a sus padres y de que ciertas enfermedades aparezcan en la misma familia a lo largo de generaciones. Los estudios de genetistas clásicos como Mendel, anterior al descubrimiento de los genes, nos daba también pistas. El fraile suizo demostró que la forma o el color de los guisantes era un rasgo heredable. Tras este hallazgo los científicos se preguntaban ¿dónde estaba escrita esta información? Todo buen descubrimiento científico se sustenta en un trabajo colectivo y metódico de grupos independientes que van dando pequeños pasos usando el conocimiento generado hasta entonces. Primero fue el descubrimiento de la ‘nucleína’ como sustancia del núcleo de las células de nuestra sangre. Más tarde la modificación de bacterias introduciendo un principio transformador al que ya en 1944 McCarty llamó ácido desoxirribonucleico o ADN. Finalmente llegó la famosa ‘Fotografía 51’ de Rosalind Franklin que, junto con la teoría de apareamiento de bases de Chargaff, permitió a Watson y Crick publicar el famoso descubrimiento sobre la estructura del ADN y atribuírselo para siempre.
Conocer la estructura del ADN, una doble hélice de 4 bases nitrogenadas, Adenina, Guanina, Citosina y Timidina, que codifican la vida, nos ha permitido entender cómo se organiza, se traduce y se expresa la información genética, cómo se hereda y cómo podemos alterar esta información. Esto ha sido una auténtica revolución que nos permite modificar genomas para introducir funciones nuevas en organismos y es la base de la Biotecnología. Hemos podido hacer que una levadura produzca una hormona humana como la insulina, y que el maíz produzca la proteína Cry de bacterias para resistir a plagas. También hemos modificado el virus del VIH para cambiar el genoma de linfocitos de forma segura y enseñarles a reconocer células cancerosas. Las aplicaciones de la ingeniería de genomas son muy diversas y, aunque parezcan ciencia ficción, son una realidad que nos permitirá mitigar los efectos del cambio climático y hasta conquistar Marte algún día.
Hoy también celebramos la finalización del proyecto Genoma Humano en 2003, con su secuenciación completa. Esto es un hito fundamental para entender por qué enfermamos y poder usar incluso medicina genética para curarnos. Pero la verdadera revolución ha sido el desarrollo técnico de métodos de secuenciación masiva a un precio cada vez más reducido gracias a ese proyecto. El avance de la conquista del ADN no ha parado aquí. No sólo somos capaces de leer ADN ahora, podemos escribirlo y sintetizarlo como si estuviéramos imprimiéndolo en 3D. Podemos generar miles de secuencias para codificar proteína con nuevas funciones en cuestión de horas por muy poco dinero. Esto ha acelerado el desarrollo de la ingeniería de genomas y la biología sintética con un éxito sin precedentes. En los últimos años, gracias a la Inteligencia Artificial, ya no sólo escribimos ADN, sino que también podemos hablar este lenguaje. Diseñaremos con éxito, y en un tiempo récord, nuevas funciones biológicas que no existen aún en la naturaleza.
Yo nací el mismo año en el que la Genetista Barbara McClintock ganó el Premio Nobel por descubrir los transposones, elementos genéticos capaces de saltar de un sitio a otro del genoma. Este descubrimiento ha sido transcendental en mi vida. Hace unos años empezamos a investigar cómo podemos modificar los transposones para curar enfermedades. Desde entonces hemos conseguido introducir genes terapéuticos de cualquier tamaño en células de pacientes de forma segura, que es un adelanto sin precedentes. Precisamente esta innovación nos llevó a fundar en Barcelona la compañía Integra Therapeutics en el 2020. Hoy dirijo a un equipo de 20 personas que trabaja cada día desarrollando tratamientos para enfermedades que actualmente no tienen cura.
Ciertamente uno no puede amar lo que no conoce, pero mucho menos podrá dominar lo que no entiende. El descubrimiento del ADN ha sido el hito que nos ha permitido hackear el código de la vida y empezar a manejarlo para mejorar nuestras vidas.